CANARIAS EN LA CONTEMPORANEIDAD
Puerto de La Luz, inicios del siglo XX |
Los siglos XIX y XX en Canarias representarán un gran cambio para la economía del Archipiélago y, más concretamente para su comercio. En el caso del comercio de cara al exterior, entre los siglos XVIII y buena parte del XIX, la cochinilla había sido el producto estrella de la exportación canaria. Pero éste elemento decaerá a fines del XIX y será sustituido por nuevos productos exportadores: el plátano, las papas y el tomate. Sin embargo, este comercio de exportación tendrá duros competidores tanto en América como en Europa, y sufrirá algunas fluctuaciones con el paso de los años.
En contrapartida, el comercio interior de Canarias estaba más fuerte y más consolidado, debido especialmente a su mayor diversificación de productos importados, a las mejoras de las vías de comunicaciones internas y a la cada vez mayor demanda de una población en crecimiento.
Se podría decir entonces que habría un desequilibrio entre los productos de exportación y esos elementos dedicados al consumo interno, atendiéndose más al comercio interno por su mayor estabilidad. La consecuencia será un progresivo aumento de la dependencia de las Islas Canarias con respecto al exterior.
Nuestro trabajo de hoy no estará dedicado a realizar un análisis intensivo de la economía canaria, sino más bien, nos vamos a centrar en un pequeño aspecto de la misma y, concretamente, en su comercio interno. Y es que, como ya vimos en entradas anteriores, la historia de una sociedad en su tiempo no sólo se puede estudiar a través de los libros. Los objetos y restos arqueológicos conservados también nos pueden dar mucha información de nuestro pasado más remoto, como ya observamos en el post Exposición: "Toilette" y en la visita a la exposición del Museo Canario, "El pasado bajo nuestros pies".
Por ello, a través de las siguientes imágenes, vamos a viajar en el tiempo a las Canarias de inicios de la Contemporaneidad y con ello, quiero descubrirles un elemento muy importante del comercio local canario: las "tiendas de aceite y vinagre".
EL COMERCIO DE ACEITE Y VINAGRE
La creación de la "Ley de Puertos Francos" de 1852 ayudó en gran medida al impulso del comercio interior de las Islas. Éste adquirió un mayor dinamismo y el número de establecimientos comerciales se multiplicaron, especialmente, en las zonas rurales donde nacen esas pequeñas tiendas de "aceite y vinagre".
El pueblo de Valleseco estaba entre esos lugares en los que proliferaron estos comercios, y desde pequeña recuerdo a mi abuela contarme cómo era su tiendita. Desde muy joven trabajó duro junto a mi abuelo para sacar adelante su pequeño negocio, a la vez que cuidaban de las tierras, de la casa y de sus 7 hijos, entre los que estaba mi madre.
Como solía ocurrir en estas tiendas, en ella mis abuelos vendían de todo:
"Déjeme medio kilo de azúcar".
"Despácheme medio litro/ un litro de ron".
Los grandes sacos con elementos de grano (azúcar, café, legumbres, harina, sal, millo, fideos...) se concentraban delante del mostrador, a la vista de los clientes, y mediante esta pala de la izquierda se recogía el grano, se pesaba y se servía en bolsas o en el envase traído de casa por el cliente.
El pago normalmente se realizaba en moneda o billete, siendo la de ese periodo la peseta. Pero también podía haber intercambios entre tendero y comprador como, por ejemplo, comprar un kilo de azúcar a cambio de dar una cestita de huevos.
Otra modalidad de pago era el "fiao" o fiado. En tiempos de crisis y, especialmente, durante la Posguerra, la situación económica de muchas familias era prácticamente insostenible.
Por ello, si eras persona de confianza del tendero/a y no podías pagar la compra en un día determinado, éste apuntaba el importe a deber en su libreta, a la espera de que su cliente le pagara a finales de mes o en cuanto pudiera.
Si el pago se retrasaba mucho o se incumplía, el tendero podía negarse a seguir vendiendo productos al comprador deudor y a su familia, algo que constituía una vergüenza para los mismos, sobre todo, de cara a los vecinos.
Pero mi abuela también me contaba que su tienda no sólo era un punto de venta. También constituía un punto de encuentro con los otros vecinos y vecinas del pueblo, donde se contaban historias, chismes o comentaban las noticias del día.
Además, era común ver a los hombres concentrarse a tomar unas copas en una parte de la tienda, a modo de bar; solían pedir que les sirvieran un vasito de whisky, ron o de un vino como éste que tenemos aquí de "Kina San Clemente", acompañado de un trocito de queso o un plato de aceitunas.
El pueblo de Valleseco estaba entre esos lugares en los que proliferaron estos comercios, y desde pequeña recuerdo a mi abuela contarme cómo era su tiendita. Desde muy joven trabajó duro junto a mi abuelo para sacar adelante su pequeño negocio, a la vez que cuidaban de las tierras, de la casa y de sus 7 hijos, entre los que estaba mi madre.
Como solía ocurrir en estas tiendas, en ella mis abuelos vendían de todo:
Desde alimentos y bebidas de todo tipo...
Botellas de refresco: Nik y Royal Crown (foto propia) |
Botella de ron (foto propia) |
Botella de "Leche Sandra" (foto propia) |
Latas de conserva (foto propia) |
...pasando por calzado, tejidos, material escolar, vajilla y otros cacharros de la cocina y el hogar...
Sartén (foto propia) |
Exprimidor (foto propia) |
Juego de tazas (foto propia) |
Restos de tazas grandes o escudillas (foto propia) |
Escupidera u orinal (foto propia) |
Escoba de mano, hecha de hojas de palma, para barrer o albear las paredes (foto propia) |
...productos de limpieza y alguno que otro de corte medicinal (como el "Linimento de Sloan", calmantes vitaminados, aspirinas, Desenfriol, Optalidón...), material de ferretería y de mercería, entre otros muchos.
Unos cubiertos, un clavo, unas tijeras y la hebilla de un cinturón (foto propia) |
Frasco de "Linimento de Sloan" (foto propia) |
Publicidad del "Linimento de Sloan" |
Pastillas Optalidón |
Hoz (foto propia) |
|
Diferentes frascos de colonias (foto propia) |
Sacos de grano y balanza para la "venta al detalle" |
El mostrador, desde el que se atendía a la gente, solía estar abarrotado de los mejores productos a vender, sobre todo, los comestibles. Además, en esos días en los que no existían los supermercados ni proliferaban los productos envasados, se realizaba la "venta al detalle".
Mi madre, que desde pequeña ayudaba a mis abuelos en la tienda, me contaba que ellos, como otros comerciantes, compraban "a granel", es decir, que los productos que iban a vender los adquirían envasados en grandes cantidades.
Por ejemplo, compraban sacos de millo, o de cualquier otro tipo de grano, de 50, 80 ó 100 kilos cada uno; o bien, garrafones de ron, vino, alcohol, petróleo... de 30 ó 50 litros cada uno.
Como decíamos, el comerciante lo compraba "a granel" y, luego, realizaba la "venta al detalle". Ésto significaba que el cliente venía con su botella o envase de casa y pedía lo que deseaba de este modo:
Pala para recoger el grano y pesarlo (foto propia) |
"Despácheme medio litro/ un litro de ron".
Los grandes sacos con elementos de grano (azúcar, café, legumbres, harina, sal, millo, fideos...) se concentraban delante del mostrador, a la vista de los clientes, y mediante esta pala de la izquierda se recogía el grano, se pesaba y se servía en bolsas o en el envase traído de casa por el cliente.
Litro o medidor (foto propia) |
Y mediante un litro o medidor como el de la derecha, se calculaba y servía en las botellas de los clientes la bebida pedida. También podían pedir, por ejemplo, "medio kilo o un cuarto kilo de aceitunas"; éstas venían en garrafas de plástico de unos 15 ó 20 kilos. Del mismo modo, el café, los fideos, las legumbres, etc., se vendían también por cuartos kilos o medios kilos.
Muy pocos casos, gente adinerada más bien, eran los que compraban por meses, llevándose todo en grandes cantidades (por ejemplo, el vino por garrafones de 30 litros), y no de kilo en kilo o de litro en litro como era usual. En el caso del millo, se llevaban varios sacos, bien para el ganado o sino para molerlo y hacer gofio. Las aceitunas también se las solían llevar por garrafas de unos 15 kilos. Pero como decíamos, ésto sólo ocurría en casos de familias de mejor posición económica o que tuvieran grandes ganados, siendo lo más frecuente el kileo o la "venta al detalle".
Antiguas monedas de la peseta: 10 céntimos y 1 peseta (foto propia) |
El pago normalmente se realizaba en moneda o billete, siendo la de ese periodo la peseta. Pero también podía haber intercambios entre tendero y comprador como, por ejemplo, comprar un kilo de azúcar a cambio de dar una cestita de huevos.
Otra modalidad de pago era el "fiao" o fiado. En tiempos de crisis y, especialmente, durante la Posguerra, la situación económica de muchas familias era prácticamente insostenible.
Por ello, si eras persona de confianza del tendero/a y no podías pagar la compra en un día determinado, éste apuntaba el importe a deber en su libreta, a la espera de que su cliente le pagara a finales de mes o en cuanto pudiera.
Si el pago se retrasaba mucho o se incumplía, el tendero podía negarse a seguir vendiendo productos al comprador deudor y a su familia, algo que constituía una vergüenza para los mismos, sobre todo, de cara a los vecinos.
Pero mi abuela también me contaba que su tienda no sólo era un punto de venta. También constituía un punto de encuentro con los otros vecinos y vecinas del pueblo, donde se contaban historias, chismes o comentaban las noticias del día.
Además, era común ver a los hombres concentrarse a tomar unas copas en una parte de la tienda, a modo de bar; solían pedir que les sirvieran un vasito de whisky, ron o de un vino como éste que tenemos aquí de "Kina San Clemente", acompañado de un trocito de queso o un plato de aceitunas.
Botella de vino "Kina San Clemente" (foto propia) |
Vino "Kina San Clemente": López Hermanos, Málaga (foto propia) |
Publicidad vino "Kina San Clemente" |
Así, mientras que en ese lado los hombres se echaban un pizco, en el otro lado de la tienda las mujeres realizaban sus compras. Se dice que de aquí viene la expresión "aceite y vinagre", de esa separación entre mujeres y hombres en la tienda.
Hace años que mis abuelos cerraron su tiendita de aceite y vinagre de Valleseco pero, actualmente, los últimos estudios contabilizan la pervivencia de más de 200 comercios de este tipo por toda la isla de Gran Canaria. La competencia de los supermercados y las grandes superficies han deteriorado la actividad tan intensa que tuvieron durante el siglo XX, pero no deja de ser interesante la importancia social y económica que tuvieron para las poblaciones de tiempos pasados estos comercios de aceite y vinagre.
Tienda de Aceite y Vinagre de las Palmas de Gran Canaria, en torno a 1920-1930 |
Para más información:
Vídeo "Exposición de fotos: Tiendas de aceite y vinagre"
http://www.barriodesanjose.com/blog_barriodesanjose/?p=8119 : Blog "Barrio de San José": "Las tiendas de aceite y vinagre".
http://www.cartaetnograficagc.org/comercio.php : Web de la FEDAC : "Tipos de bienes. Comercio".
Web GEVIC : "Canarias en el siglo XIX".
http://www.lahistoriadelapublicidad.com/blog.php?Codnot=775 : Blog "La Historia de la publicidad": "De la censura, Kinito y Pajares".
SUÁREZ MORENO, F.; SUÁREZ PÉREZ, A.: "Guía del Patrimonio Etnográfico de Gran Canaria", Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, 2005.
No hay comentarios:
Publicar un comentario