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Montaña del Frontón, al sureste de la Casa de los Coroneles |
Recientemente tuve la oportunidad de acudir por primera vez a la isla vecina,
Fuerteventura. Sin gran conocimiento de la misma, salvo por sus simbólicas playas y su destacado monumento natural, Tindaya, me aventuré a través de sus carreteras a conocerla con más profundidad. Y, para mi sorpresa, descubrí que entre sus peladas montañas hay muchos más sitios destacados que podrían resultar tan interesantes como los ya comentados con anterioridad, bien como atractivo turístico o, especialmente, por su importancia histórica y cultural.
Así, en uno de esos días de recorrido, se hizo una parada en el pueblo de
La Oliva, del municipio homólogo. Éste contiene en su entorno al ya nombrado
Tindaya, lugar destacado por ser enclave de restos arqueológicos aborígenes tan importantes como sus más de 300 grabados podomorfos, además de ser protagonista de uno de los debates más controvertidos de los últimos años en el Archipiélago: el proyecto del museo de Tindaya, del escultor Eduardo Chillida. Sin embargo, el objetivo de esta entrada no será el análisis de dicha discusión, sino más bien de lo que hay más hacia el norte de esa montaña.
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Cartel de entrada (foto propia) |
Siguiendo la recomendación de unos amigos majoreros, mi guía de viaje nos condujo hasta la afamada "
Casa de los Coroneles", en el ya nombrado La Oliva. A unos metros de la entrada del recinto se levantaba una gran edificación que, según rezaba el cartel informativo, era de la segunda mitad del
siglo XVII.
La Casa de los Coroneles es un
edificio de tipo
señorial que durante varios siglos representó el poder que regentaba la isla. Fue construida a lo largo de la
Edad Moderna, iniciándose su levantamiento en el siglo XVII, como ya comentamos.
Entre sus primeros dueños destacaron la
familia Cabrera Béthencourt (1650-1722), atribuyéndosele a
Ginés de Cabrera Béthencourt (1723-1766) los inicios de la obra, que sería continuada por sus descendientes.
Éste fue el
cuarto coronel de Fuerteventura, casado con Sebastiana Sánchez Dumpiérrez, hija del segundo coronel de la isla y miembro de la otra gran familia destacada en los inicios de la Casa de los Coroneles:
José Sánchez Dumpiérrez (gobierna entre 1734 y 1741). Del matrimonio de Ginés y Sebastiana nacerá el que es considerado el coronel más importante de la isla:
Agustín de Cabrera Béthencourt (1743-1828), quien habría hecho la remodelación y ampliación más importante de la Casa de los Coroneles.
Volviendo al recinto, observé con cierta pena que el horario de visita de la Casa era de 10 de la mañana a 6 de la tarde. Mi reloj marcaba las 18.15. Aun así, no había dificultad alguna que impidiera el paso del público a los alrededores del lugar. Nada de vallas ni de
vigilantes, salvo éste:
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Ardilla (Foto propia) |
Poco a poco me acerqué a la Casa y observé su amplia fachada. Cerca de la puerta, una placa informaba de la
reciente restauración del edificio (
2006) y de la presencia de la Reina Sofía en su inauguración. Decidí pararme y observar con detenimiento la entrada de esta construcción.
El
edificio es de forma cuadrangular y está constituido por dos plantas. En su
fachada se pueden observar 8 ventanas en la parte inferior, mientras que la planta superior posee 8 balcones abiertos hechos en madera. En el
centro se alza la que es hoy día la
entrada principal de la Casa, realizada en cantería, con el
escudo de armas de los Cabrera sobre la puerta y sobre éste, a su vez, una cruz. A ambos lados de esta parte se alzan dos
torres almenadas, que dan más
carácter militar al edificio.
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Entrada principal de la Casa (foto propia) |
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Fachada delantera del edificio (foto propia) |
Siguiendo con mi andadura, en el
lateral derecho vemos que destaca un
balcón cerrado con cristalera. Las fotos obtenidas de mediados del siglo XX revelan que ese balcón pueda ser un añadido muy reciente.
Mientras, el
lateral izquierdo está compuesto por varias ventanas más sencillas y dos puertas que dan hacia el conjunto de viviendas que están a la izquierda del edificio, los cuales comentaremos más adelante.
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Balcón cerrado, en el lateral derecho (foto propia) |
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Lateral izquierdo, frente a la "Plaza de Armas" (foto propia) |
En su interior, la Casa se articula en torno a una gran patio central de forma cuadrada, conteniendo en su planta baja la cocina, almacenes, una cuadra, el granero, otros dos patios,... ; es decir, la zona del servicio y de funciones domésticas.
Mientras, en la planta superior se desarrollaba la vida familiar del coronel y los suyos, con sus habitaciones, salones, baño e, incluso, una capilla privada. Pero como ya hemos dicho, nuestra visita sólo podrá ceñirse a los alrededores de la Casa de los Coroneles.
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Sendero flanqueado por las piedras del muro caído;
al fondo las viviendas destinadas para actividades agrícolas y ganaderas
(foto propia) |
Mi vista se expandió más allá de la casa, observando sus alrededores. El contraste tan grande entre el edificio, el cual había sido restaurado, y los restos que lo rodeaban era impresionante. A la izquierda podemos encontrar distintos conjuntos arquitectónicos, destacando el más cercano, a la izquierda de la fachada de la Casa, la llamada "
Plaza de Armas".
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Conjunto de la "Plaza de Armas" (foto propia) |
Asomándonos al interior de este espacio aparte, observé con pena el estado de abandono en el que está. En uno de los extremos se observa una aljibe vacía.
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Aljibe con restos de basura (foto propia) |
Pero continuamos nuestro paseo y nuestros pasos nos llevan a la parte posterior de la Casa, donde una gran explanada de tierras y restos de pequeñas construcciones se esparcen por varios kilómetros.
Lo que ven mis ojos me lleva a imaginar una especie de
finca o
hacienda que en otro tiempo fue hermosa y de grandes dimensiones.
Tierras y
gavias abandonadas rodean un amplio
sendero flanqueado por dos hileras de muros de piedra derruidos. A través de él nos encaminamos hacia el grupo de casas más apartado, llamado "
La Rosa del Coronel", relacionado a las
actividades agrícolas y ganaderas
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Parte trasera de la Casa (foto propia) |
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Interior del palomar (foto propia) |
De ellas podemos visualizar un
horno, una especie de
granero y un
palomar. Más allá, continúan las grandes extensiones de
gavias, que debían nutrirse del agua de esta otra gran
aljibe.
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El conjunto denominado "La Rosa del Coronel" (foto propia)
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Aljibe (foto propia) |
Nuevamente, con todas estas ruinas observamos más desperfectos que afean el paisaje. Pero la tarde se nos echa encima, y mis acompañantes y yo procedemos a reanudar nuestra ruta, no sin antes volver la vista atrás para
ver el paisaje. Sin duda, la
Casa de los Coroneles constituye una de las principales
obras arquitectónicas de
Canarias, con importancia, además, histórica y cultural.
Pero mientras las postales y guías turísticas nos ofrecen dicho edificio como punto atractivo de Fuerteventura no ocurre lo mismo con su entorno, el cual permanece abandonado y sin ofrecer nada destacado a los visitantes, salvo unas vistas de construcciones derruidas. Sin embargo, a pesar de su olvido, se podría
sacar partido de este entorno y crear un verdadero
punto de atracción para la población y los visitantes extranjeros:
--El adecentamiento de
caminos puede proporcionar interesantes rutas y vías para el
senderismo y el mayor conocimiento de este espacio.
--Una establecimiento a modo de
Centro de Interpretación también puede ser útil para transmitir de una manera más sencilla la
Historia de este edificio y sus alrededores.
--E, incluso, se puede mostrar la importancia del
Patrimonio Hidráulico y
Etnográfico con la recuperación de las gavias, canales y pozos de agua.
--Asimismo,el entorno puede ofrecer al visitante una información destacada de la
flora y
fauna de este lugar.